La conservación tiene por objeto propiciar unas condiciones favorables para reducir al máximo posible la degradación y evitar los tratamientos curativos innecesarios, prolongando así la vida de las pinturas murales.
La restauración de pinturas murales tiene como objetivo devolver la unidad estética a las pinturas. Los materiales se ajustan a los criterios de restauración, es decir, deben poder distinguirse bien de la pintura original, y deben ser reversibles.